martes, 18 de mayo de 2010

Vocabulario

VOCABULARIO
Yo sólo cuento
con nueve palabras
en mi...

jueves, 13 de mayo de 2010

Hola, míster Revolucionario!

Hoy he visto en una de esas ventanillas del MSN, que aparecen rinconeramente en la pantalla, una bandera roja con un símbolo amarillo y unas iníciales también amarillas: G. J. R.
Y de nick pude leer: “!!!!Vientos de livertad, Sangre combativa!!!!”
Y yo pensé en saludarlo con: “Hola! Esperanza del color del esperma, revolucionario como el pelo de mis axilas... cómo le va, mr. Marxito?”
Pero no lo hice. Supuse que podría tomarlo como ofensa en vez de un cumplido poético o ya deaperdis cómico. En cambio, le saludé:
“Eit... cómo van los vientos libertinos por allá?”
Y él:
“ola.... nada de libertinaje, solo revolución revelde (con causa) xD”
Y yo:
“je... muy bien, suerte con ello, hermano...”
Y él:
“nada de suerte.... la suerte no existe todo depende de cómo se agan las cosas U_U”
Y yo:
“nada de nada, todos quieren todo, pero todos hacen nada, si todos hiciéramos lo que muchos tildan de ‘nada’ quizás otra cosa nos pintara, no crees? Pero de eso nada, sin embargo, de lo otro todos, todos por la nada, y al fin de cuentas, la nada nada es”
Y él:
“me cae q tu usas las palabras a lo pendejo.... no se trata de eso.... pero es q tu no puedes disernir entre los problemas que ay, que surjen desde un problema solamente semántico, no puedes disernir entre eso y por eso usas las palabras asi”
Y yo:
“ahm... así, cómo?”
Y él:
“pues asi, a lo wey”
Y yo:
“ah, jeje... quizás y sí, eh”
Y él:
“tu siempre con tus 'quizas' y esas cosas así.... no supongas tanto, eso daña al cerebro y a la voluntad....”
Y yo:
“je, tal vez tengas razón, viejo... quizás con algo de suerte no se me pudra toda mi voluntad”
Y él:
“no!!!! es q no entiendes wey???? la suerte no existe!!!!”
Y yo:
“je... quién sabe... yo lo único que sí sé con toda certeza, viejo, es que ya siento hambre”
Y él:
“jajajajajajaja tu siempre con tu hambre wey.... si no te concentraras tanto en comer wey, y hicieras otras cosas.... me cae q otro wey serias”
Y yo:
“je... me temo que tienes razón”
Y él:
“pues no es por presumir pero si algo tenemos los materialistas-comunistas es que la razón esta siempre de nuestro lado!!!!.... U_U”
Y yo:
“je, y de cuál lado? del derecho, verdad?”
Y él:
“jajajajajaja..... mejor ya caile a comer”
Y yo:
“nos topamos luego, viejo”
Y él:
“ya caile!!!!”
Y yo:
“va... cuidece”
Y de repente la ventanilla se pintó de gris. Yo pensaba en ponerle antes un ícono de un gatito muy simpático, rojo y agitando una pata, despidiéndose —por cierto, hasta llegué a pensar que podría gustarle por eso del color rojo y porque la pata que agitaba era la izquierda—. Pero cuando puse el ícono y le di a enter me apareció un mensaje automático. Algo así como que el mensaje no podía ser entregado al remitente. Cerré la ventanilla y luego el MSN. Y por fin me fui a comer sobre mi cama, solillo y emocionado, a Pedro Páramo.

domingo, 9 de mayo de 2010

Porque no sólo de letras vive el hombre I

Con el título de esta sección queda muy claro de qué va el asunto: porque no sólo de letras vive el hombre. Así que una vez hecha la presentación, no me queda más que desearles ¡buen provecho!




http://www.myspace.com/defemme

viernes, 7 de mayo de 2010

Ego

Era el alfa y el omega de mi existencia. Era un parapléjico que caminaba en sueños. Era el que fumaba cuentos. Era una nariz andante. Era amigo de un chamán homosexual. Era al que ayudaban a subir los escalones para llegar al segundo/tercero/cuarto/cuál-sea piso. Era la A, la B y la C. Era el que escribía con la punta de su dedo en tu espalda, en tus muslos, en tu pecho. Era “un filósofo epidérmico”. Era un mata-camellones. Era el que refrescaba tu cuello sudado. Era un roba-libros exitoso. Era el empañador de parabrisas. Era la D, la E y la F. Era un conjunto de huesos amorfos, luxados, contracturados. Era el que disfrutaba de la, muy practicada y poco valorada, moco-terapia. Era el 7-33-05-96. Era el que a veces te hacía vaciar la bilis. Era el reloj de mi madre. Era el que escupía desde los puentes peatonales. Era la G, la H y la I. Era el que tenía por piernas un par de bastones. Era miope de los tres ojos. Era el que de vez en vez hacía valer su libre albedrío. Era el que para ponerse en pie necesitaba un esqueleto externo de metal y plástico y correas. Era el viejo más joven (¿o viceversa?). Era el cretino que en la fotografía de la graduación, en la prepa, se presentó con converse, jeans deslavados y una playera roja con tréboles fluorescentes. Era la J, la K y la L. Era el que danzaba sobre la cama cuando llovía. Era el que tuteaba, ya entrado en confianza, a Jesucristo, Buda, Moisés, san Cipriano, Changó, Lucifer, la Virgen de Fátima, de Guadalupe, Ganesha, el arcángel san Rafael, Kali, Adonais, Rama, la señora Muerte, Krishna. Era el culpable de que pusieran rampas en la primaria, secundaria, preparatoria, universidad. Era el de los anteojos chuecos gracias a la escoliosis. Era tu tutsi-pop. Era el eterno enamorado de Carolyn Jones. Era la M, la N y la Ñ. Era la postergación encarnada en hombre. Era el analfabeto más culto en todo mi solitario cuarto. Era el que intentó involucrarse más allá con las señoritas D, PB, A2, M2 y M3, pero que nunca lo logró con éxito porque ellas preferían novios que sí fueran constantes, formales, que sí fueran “novios de verdad”. Era un investigador de grandes historias que los demás tachaban de mitos. Era el que nadie espera nada de él. Era el que sentía picazón en la nariz tres o cinco minutos antes de que llegara la lluvia lagunera. Era la O, la P y la Q. Era “el hijo del ocio”. Era el que se anestesiaba viendo fotografías de las-personas-del-Mundo-del-Universo-de-Dios-del-Etcétera. Era el que usaba un calcetín de uno y otro de otro. Era el que tenía tanta curiosidad que en su columna vertebral terminó por forjarse un par de signos de interrogación. Era “El Ta-tua”. Era un drogadicto en potencia según la Señora del-culo-enorme-y-fofo. Era la R, la S y la T. Era “el que nunca hace nada”. Era el que copió en su examen para la primera comunión. Era el que besaba tus cuatro labios. Era “el de la silla de ruedas verde y muy práctica”. Era el que recordaba cosas de cuando tenía menos de dos años de edad, pero que no las contaba más, porque todos se burlaban y nadie lo creía. Era “el niño que atropellaron allá en el peri”. Era la U, la V y la W. Era “el pinche holgazán ese na’más encerrado en su cuarto”. Era el jovencillo que reía como bestia en la sobremesa. Era uno de esos ateos que está más consciente que cualquier dizque religioso sobre la existencia de Dios. Era tu almohada favorita. Era unos dedos largos y esqueléticos. Era el que nunca dudaba… bueno, casi nunca. Era la X, la Y y la Z. Era el que tenía los pies en la cordura y las llantas en la locura/ingenuidad/estupidez. Era el prejuicio a medias. Era el que se entristecía cuando visitaba Mix-up/Gandhi/Gonvill y miraba a los riquillos gastar media fortuna en material caca, mientras que él tenía que elegir entre un par de artículos que la mayoría consideran aburrido. Era el de la barba tremendamente escueta. Era el negligente y ermitaño jardinero de una negligente y ermitaña plantita brasileña. Era el que se masturbaba el espíritu con libros, canciones, películas. Era el E.T. en versión humana. Era el que se frustraba al ver las noticias. Era el de los huesos de cristal. Era el culpable de que leyeras estas líneas.
----------En fin: soy el que era y no era.