sábado, 23 de abril de 2011

De cuando se canta el cuento V

Canción-cuento: "Maldición".
Autor-cuentista: Nacho Vegas.
Disco-libro: Cajas de música difíciles de parar.
Año: 2003.


Ezequiel, fue un gran error tan sólo regresar.
Era pronto y a la gente le cuesta olvidar.
Ezequiel respira hondo al descender del tren.
Es extraño, nadie está esperando en el andén.
Una breve intuición, algo huele a maldición.
Pero se dirige a la casa en la que se crió.


Y habla con su madre: "Soy yo, madre, ¿no lo ves?"
Ella dice: "Olvida que algún día te engendré."
Y habla con su padre: "Padre, ¿qué ocurre aquí?"
Padre no contesta, se limita a maldecir.
Ezequiel se acerca al bar, alguien le sabrá explicar.
Pero todos callan, todo el mundo calla al verlo entrar.

Dicen que hizo algo y nunca nadie lo olvidó,
pero él no consigue recordarlo
y su vida entera se redujo a maldición
con los años y los años.
Ezequiel, mejor te vas de noche y sin molestar.
Ezequiel, mejor te vas de noche y sin molestar.

Ezequiel se oculta junto a las vías del tren.
Necesita una respuesta para no enloquecer.
¿Qué ocurrió un verano negro en su ciudad natal,
que la gente ni siquiera se atreve a mencionar?
Al alba se va a lavar a un estanque del lugar,
y es en su reflejo donde encuentra toda la verdad.

Ezequiel contempla el agua con un rictus de horror.
En su rostro encuentra el rostro de la maldición.
Llega al fondo de sus ojos, donde ya no hay luz.
Puede ver su alma y continúa más al fondo aún.
Toma conciencia del mal y su grito suena igual
que el de un hombre roto que descubre dentro al animal.

Dicen que hizo algo, algo que nadie olvidó,
pero él no consigue recordarlo
y su vida entera se redujo a maldición
con los años y los años.
Ezequiel, mejor te vas de noche y sin molestar.
Ezequiel, mejor te vas de noche y sin molestar.

Ezequiel comienza a huir, nadie lo va a extrañar.
Huye en dirección al norte, le guía el olor a sal.
El Cantábrico se muestra en todo su esplendor.
Se desnuda y lentamente avanza en dirección al sol.
Y decide descansar bajo el manto gris del mar.
Las olas le mecen y duerme eternamente como un viejo zar.

Dicen que hizo algo y nunca nadie lo olvidó,
pero él no lograba recordarlo
y su vida entera se redujo a maldición.
Y ahora espera el Juicio
por los siglos de los siglos.
Ezequiel, descansa en paz en el fondo del mar.
Ezequiel, descansa en paz en el fondo del mar.





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