Por tercer día él ve amanecer
desde una cama vacía,
por tercero le oímos persignándose,
Jesús, José y María.
Y el tercer día, jura, es el peor
le tendríais que ver
de rodillas con cara de idiota
arañando el parqué.
Hizo listas de las personas con
las que había dormido.
Puso en rojo los nombres de aquellos que
resultaron heridos.
Su apellido figura una vez
de cada cinco o seis
en un rojo tan vivo que
al mirarlo dolía.
Él lloraba y gemía al pensar
que le quedaban aún otros tres días.
Y cambió los muebles de lugar
un treinta de noviembre,
fue a dormir y de nuevo al despertar
estaban donde siempre.
Que es diciembre, no abril, el mes más cruel,
quién se lo iba a negar
si las horas le duran hoy
lo que dura una vida,
si el plan de su vida a día de hoy
consiste en nada más
que en llegar al cuarto día.
Si las horas le duran hoy
lo que dura una vida.
Llegaré al cuarto día, gemía,
pero lo peor, señor,
es que llegará, es que llegará,
y que a ese día le sucederá
otro día más,
y otro día más,
y otro día más,
y otro más,
y uno más,
y otro más,
y uno más,
y otro más,
y otro más,
y a ese día le sucederá
otro día más,
y otro día más,
y otro día más,
y otro más,
y uno más,
y otro más,
y uno más,
y uno más,
y otro más,
y a ese día le sucederá
otro día más,
y otro día más,
y otro día más,
y otro más,
y uno más,
y otro más,
y uno más,
y uno más,
y otro más,
y otro más,
y otro más,
y otro más,
y uno más,
y otro día más.
domingo, 23 de octubre de 2011
De cuando se canta el cuento XI
Repite Nacho Vegas en esta sección de "De cuando se canta el cuento". En esta ocasión con el cuento cantado de "El tercer día", que cierra con un estribillo que invita a corear y a desgarrarse una y otra vez y otra vez y una más y otra más.
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