lunes, 6 de septiembre de 2010

Letras nada huerfanas II

La segunda visita a este orfelinato nos la hace Max Aub con un estupendo cuento -de mis favoritos- que cuelgo a continuación:


Hablaba y hablaba...
Max Aub

Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.

Cortesía de CiudadSeva:

1 comentario:

  1. Me recuerdas a una fotografía que alguna vez vi, que algún tipo comentó que sería la imagen perfecta para un libro que leyó, en que la moraleja era algo así "pueden quitarme todo, incluso la vida, pero no me nieguen hablar".

    No leí el libro (ni siquiera sé que libro es), y no puedo conseguir la fotografía. La imagen era así.

    En el cuadro a blanco y negro, sólo se ve el rostro de una mujer (la cabeza completa). Su mirada llena de espanto y llorosos enfocados a ti. En la boca tenía cinta en forma de "X" que le impedía gritar, mientras que en su sien derecho, tenía el gesto de una pistola con sus manos.

    Se titulaba "¿Para qué?".

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