sábado, 8 de enero de 2011

Disculpe, vengo a raptarle

.
[Toc toc toc.]
—Quién es?
—Es el nieto del Diablo.
—Qué quieres?
—Vengo a invitarle.
—A invitarme?
—A invitarle.
—A qué?
—A un rapto.
—Un rapto?
—Un rapto.
—Y eso, cómo?
—Un rapto es un rapto: me la robo.
—Me robas?
—La robo, pero voluntariamente.
—Voluntariamente?
—Voluntariamente.
—Y eso, cómo?
—Que es por voluntad propia.
—Obtuso.
—Obtuso?
—Sí, menso.
—Menso?
—Sí, menso, eso ya no es un rapto.
—Lo será.
—Lo será?
—Créame, lo será.
—Y cuándo?
—Cuando usted decida cuándo, dónde y a qué hora, siempre y cuando sea el próximo domingo o lunes o martes.
—Por qué los otros días no?
—Porque no, porque no puedo.
—Y eso, por qué?
—Porque los otros días no puedo, no estoy.
—No estás?
—No estoy, no soy.
—Qué tal el sábado?
—No puedo.
—Por qué el sábado no?
—Porque no, porque estudio.
—Estudias?
—Estudio.
—Qué estudias?
—Estudio el arte de la divinación.
—Adivinación?
—No, de la adivinación no.
—De la adivinación no?
—No, de la adivinación no, de la divinación.
—Y eso, cómo?
—Estudio el arte de la divinación por medio de un oráculo.
—De un oráculo?
—De un oráculo, con forma de cazuela.
—De cazuela?
—De cazuela, y adentro contiene una sopa.
—Una sopa?
—Sí, una sopa con todas las letras del universo.
—Todas?
—Todas, y flotan y se revuelcan y se unen y se separan.
—Y eso, cómo?
—Tienen vida y muerte propia.
—Loco.
—Loco?
—Sí, e ingenuo.
—Ingenuo?
—Sí.
—Y eso, por qué?
—Porque sí, loco por tus locuras.
—E ingenuo?
—Porque sí, si tú eres el nieto del Diablo, para qué estudias?
—Como que para qué?
—Los diablos no necesitan estudio.
—Quién le ha dicho semejante mentira?
[Silencio…]
—De seguro que fue uno de esos cretinos alados, con cuerpo atlético y rubio, no?
[Silencio…]
—Y para qué quieres raptarme?
—Como que para qué.
—Sí, para qué?
—Para conseguir un rescate.
—Un rescate?
—Un rescate.
—De cuánto?
—No se trata de dinero.
—Entonces?
—Se trata de usted y de mí.
—De ti y de mí?
—De nosotros.
—De nosotros?
—De nosotros.
—Y eso, por qué?
—Porque sí, porque nos necesitamos, porque yo la necesito, me es vital, yo la deseo, la anhelo, la extraño.
—Me extrañas?
—La extraño.
—Pero cómo, si nunca me has tenido.
—Siempre la he tenido, siempre me ha tenido.
—Te he tenido?
—Me ha tenido, soy suyo, le pertenezco.
—Me perteneces?
—Le pertenezco.
—Y por qué no se casa conmigo?
—Casarme?
—Casarse, sí, conmigo.
—No le entiendo.
—Ah, no me entiende?
—No le entiendo, qué es casarse?
—Casarse es matrimoniarse, vivir juntos.
—Yo no puedo.
—No puedes?
—No puedo.
—No quieres.
—No puedo.
—Y eso, por qué?
—Porque yo no vivo.
—No vives?
—No vivo.
—Loco.
[Silencio…]
—Cásate conmigo.
—No puedo.
—No puedes?
—No puedo.
—No quieres.
—No puedo.
—Y eso, por qué?
—No entiendo.
—No entiendes?
—No entiendo, eso para qué?
—Para que sí.
—Para que sí?
—Sí, para que sí.
—No entiendo, eso no es vital, eso no es necesidad, eso no es deseo, eso no es anhelo.
—Qué extraño.
—Qué cosa?
—Tú.
—Yo?
—Sí, tú.
—Y eso, por qué?
—Porque sí, porque dices incoherencias.
—Incoherencias?
—Sí, y peor aún, pareciera que te las crees.
—No las creo.
—No las creas?
—No las creo.
—Y tampoco las destruyes?
—No entiendo.
—No entiendes?
—No le entiendo.
—Zorro, entiendes lo que te conviene.
—No le entiendo.
—Olvídalo, es broma.
—Broma?
—Olvídalo.
[Silencio…]
—Y tú quieres raptarme?
—Quiero y necesito.
—Por qué?
—Porque sí, porque me he cansado de hacerlo sólo en sus sueños.
—Hacer qué?
—El rapto.
—Para qué?
—Para dormirme a su lado, después de cansarle, para susurrarle al oído.
—A mi oído?
—En su oído, susurrarle, en lenguas. Y para mordisquearle el cuello y sus dedos y sus piernas.
—Y los pechos?
—Y los pechos.
—Y los brazos?
—Y los brazos, pero sobre todo, para sacar a pasear a su lengua por todo el mío ser.
—Como en los sueños?
—Como en los sueños.
—Y después, qué?
—Después acariciarle con las puntas de mis garras sus labios, y después abrirlos y después besarlos y mordisquearlos.
—Y después, qué?
—Después besarle y acariciarle todo lo antes mordido.
—Todo?
—Todo, hasta cansarle y quedarme dormido a su lado.
—Y por qué yo?
—Porque sí, porque sólo a usted pertenezco.
—Y por qué has tardado?
—Porque sí, porque estaba ocupado.
—Ocupado, en qué?
—Andaba con otras, de otros.
—Descarado.
[Silencio…]
—Y por qué no raptas a otra, de otro?
—Porque no, porque no es igual.
—Y eso, por qué?
—Porque a las otras no les pertenezco.
[Silencio…]
—Y si no acepto, qué?
—Ha de aceptar.
—Y eso, por qué?
—Porque es de vital importancia para el universo que así sea.
—Si no, qué?
—Si no se desmorona.
—Se desmorona?
—Se desmorona.
—Y eso, cómo?
—Se deshace, el universo, como un terrón al estrellarse, como un puñado de arena, se va, se derrite, el universo, como un tempano de hielo en pleno infierno.
—Ay, qué fue ese sonido?
—No es nada.
—Claro que fue algo.
—No es nada.
—Claro que fue algo, como si se hubiera caído algo al suelo.
—No es nada.
—Se te cayó algo?
—Nada, son trozos del mío ser.
—Pero si tú eres nieto del Diablo.
—Y?
—Y no deberían de pasarte cosas así.
—Quién le ha dicho semejante mentira? De seguro uno de esos cretinos obesos, vestidos con túnicas y que cargan crucifijos, no?
—Y por qué se te ha caído eso?
—Porque sí, porque me ocurre como el universo.
—Y eso, cómo?
—Así, necesito acosarle y convencerla y raptarle… voluntariamente.
—Si no, qué?
—Nada, me desmorono.
—Te desmoronas?
—Me desmorono.
—Y eso, cómo?
—Me deshago, yo, como un torreón a cañonazos, a pedazos, yo, como un puñado de arena, me voy.
—Te derrites?
—Me derrito.
—Como un conito de vainilla ante el sol?
—Como un conito de vainilla ante el sol.
—Ruin.
—Ruin?
—Sí, ruin, quieres chantajearme.
—Chanta qué?
—Chantajearme.
—No entiendo.
—Ah, no entiendes?
—No le entiendo.
—Ahora resulta que no entiendes nada.
—No le entiendo.
—Cabrón.
—Cabrón?
—Sí, cabrón.
—Y eso, por qué?
—Porque sí, porque entiendes sólo lo que te conviene.
[Silencio…]
—Me emociona tu proposición, señor nieto del diablo.
—No soy señor, soy muy pequeño.
—Muy pequeño?
—Muy pequeño, estoy por cumplir 240 años.
—Bruto.
—Bruto?
—Sí, bruto.
—Y eso, por qué?
—Porque sí, porque eso no es ser pequeño.
—No?
—No, pequeño son 3 o 5 años.
[Silencio…]
—De cualquier manera, aunque me emociona tu proposición, no puedo aceptarla.
—Le emociona?
—Me emociona, mas no puedo aceptarla.
—No puede?
—No puedo.
—Y eso, por qué?
—Porque estoy casada.
—Casada?
—Casada.
—Y eso, cómo?
—Que estoy comprometida, yo, con otra persona, el resto de mi vida.
—De su vida?
—Y de bajada, jajaja.
—No le entiendo.
—No me entiendas. El punto es que estoy con otra persona.
—Eso no debiera ser un problema.
—No?
—No, porque yo no soy una persona.
—De cualquier manera, no puedo.
—No puede?
—No puedo.
—No quiere?
[Silencio…]
—No quiere?
—Sí, sí quiero.
—Pero?
—Pero…
[Silencio…]
—Pero?
—No puedo.
—No puede?
—No puedo.
—No quiere?
—No puedo.
—No entiendo.
—Pues entienda, estoy casada.
—Y eso, qué?
—Como que qué.
—Sí, y eso, qué?
—Pues no puedo involucrarme con otros hombres.
—Eso no debiera ser un problema.
—No?
—No, porque yo no soy un hombre.
—Ah, ahora resulta.
[Silencio…]
—De cualquier manera, no puedo.
—No quiere?
—Sí, sí quiero, pero no puedo.
—No quiere.
—Sí quiero, pero no puedo.
—Y eso, por qué?
—Como que por qué, que no sabe los 10 mandamientos?
—Claro que los sé, son parte de nuestra deformación.
—Deformación?
—Deformación.
—Y eso, cómo?
—De muy pequeños nos obligan, primeramente, a memorizar toda la escritura sagrada.
—Toda la escritura sagrada?
—Toda la escritura sagrada.
—Ha de ser mucha, no?
—No, es la misma para todo el universo.
—En serio?
—En serio.
—Y luego, qué más?
—Y luego nos obligan a comprenderla, a tal punto que después actuamos, naturalmente, de manera inversa a ella.
—En serio?
—En serio, la conocemos tan bien, que podemos, que debemos, actuar hacia el lado contrario.
—Y eso, por qué?
—Porque sí, porque es nuestro trabajo.
—Su trabajo?
—Nuestro trabajo.
—Nuestro trabajo?
—Nuestro trabajo, suyo también.
—También?
—Sí, también.
—Y eso, por qué?
—Porque usted es como yo.
—Como tú?
—Como yo, pero en persona, encarnada, en mujer.
—Y si no acepto, qué?
—Nada, el universo se desmorona.
—El universo o tú?
—Da lo mismo.
—Da lo mismo?
—Da lo mismo.



Para la A y la M, que forman parte del mismo universo.

3 comentarios:

  1. ¿Aquí no es como el feis que puedes poner sólo 'me gusta?

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  2. Je... no, Ross. Pero por otro lado está bien, así se promueve a teclear ;P

    Un abrazo.

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  3. Demonios! Llevo todos éstos escritos tuyos leyendo y no consigo decir algo (me gusta comentar)... Naturalmente, no he escrito (dicho algo), pero quería que te enteraras de la situación en que me sitúas. ¡Me encantan!

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